La música y la confraternidad acompaña al evento “Mujer, ejemplo de vida”

Laura María Muenala, de 72 años, quien tiene discapacidad visual, sorprendió a todas las personas que la visitaron con sus dotes de acordeonista.

Quito (Pichincha).- La música fue buena compañía este miércoles, durante los almuerzos organizados por el Gobierno Nacional, a través de la Secretaría Técnica Plan Toda una Vida (STPTV) y dentro de la actividad “Mujer, ejemplo de toda una vida”, evento de carácter simbólico por el Día Internacional de la Mujer, que se desarrolla en varias ciudades del país entre el 6 y 8 de marzo.

“Compañera de mis penas y alegrías, mi negrita chiquita y cariñosa”, coreaban los presentes en el almuerzo en homenaje a Elísea Bermúdez, de 83 años, quien sufre de hipertensión y en sus antecedentes médicos tiene un trasplante óseo de fémur.

En compañía de su esposo, José Victoriano Castellanos, de 84, y su quinto hijo de un total de siete, Luis Fabián Castellanos, Doña Elísea disfrutó de un almuerzo junto con brigadistas de la Misión Las Manuelas y funcionarios del Servicio de Contratación de Obras (SECOB), entre ellos, Carlos Madrid, quien entonó su guitarra para brindar una serenata en ese hogar ubicado en San Antonio de Pichincha, en el norte de Quito.

Asimismo, bajo los mismos parámetros, un justo homenaje recibieron Tania del Rocío Guzmán, de 38 años, y su hija Violeta Abigail Paredes, de 2 años, quien padece el síndrome Silvert Rusell, una enfermedad genética que le impide desarrollar normalmente su cuerpo, pero que no le frena regalar a los visitantes una sonrisa y sus tiernas ocurrencias, antes de sentarse a la mesa para compartir un almuerzo junto con el consejero de Gobierno y Casa Para Todos, Mario Burbano de Lara, quien tocó algunas notas en una guitarra, previo al ágape.

“Esta actividad es parte de algo muy profundo como es acercarse a la gente, no basta con conocer desde las alturas, sino conocer las raíces y saber cómo se encuentran ellos”, señaló Mario Burbano de Lara, quien añadió que estas iniciativas le dejan gran experiencia social. «Muchas veces estamos tan ensimismados en el trabajo que nos olvidamos para quién trabajamos», sentenció.

En la misma parroquia capitalina, Daniel Cárdenas, director de Estándares Educativos, entonó el pasillo “Ángel de luz”, en compañía del ministro de Educación, Fánder Falconí, tras el almuerzo que compartieron con Ana Cristina Aguirre, de 30 años, madre cuidadora del niño Edwin Gómez, quien pese a tener discapacidad auditiva se contagió de la emoción transmitida por las brigadistas de Las Manuelas, al escuchar la música nacional.

A escasos minutos del hogar de Ana Cristina y el pequeño Edwin, en Pomasqui, Laura María Muenala, de 72 años, quien tiene discapacidad visual, sorprendió a todas las personas que la visitaron con sus dotes de acordeonista, entre ellas la subsecretaria de la STPTV, Indira Medina, quien resaltó las habilidades de la mujer adulta mayor. “Nos van a envidiar porque tenemos artista propia; es sorprendente la conexión que tiene Doña Laurita con la música, nos da una gran lección”, enfatizó la funcionaria.

“Compañera de mis penas y alegrías, mi negrita chiquita y cariñosa”, coreaban los presentes en el almuerzo en homenaje a Elísea Bermúdez, de 83 años.

El evento “Mujer, ejemplo de toda una vida” continuará este jueves y viernes, de forma simultánea en hogares de las ciudades de Ibarra, Tena, Montecristi, Jaramijó, Durán, Guayaquil, Latacunga, Jipijapa, Cuenca, Sigsig, Vinces, La Libertad, Pasaje, Cañar, Manta, Baños de Agua Santa y parroquias rurales de Quito, donde se pretende visibilizar el programa Plan Mujer, que tiene como objetivo contribuir a mejorar la calidad de vida de las mujeres ecuatorianas, especialmente de aquellas que se encuentran en situación de vulnerabilidad, promoviendo el empoderamiento y la exigibilidad de las mujeres en sus derechos.

Un inicio, de forma simbólica, por visibilizar a las mujeres ecuatorianas es la organización de los almuerzos conmemorativos, en los que autoridades, funcionarias (Las Manuelas), ciudadanía y beneficiarias comparten un tiempo de amor, solidaridad y gratitud.