Debido al pasado terremoto que afectó al país el 16 de abril del presente año, desde el sector social se decidió priorizar a los niños, niñas y mujeres embarazadas de Manabí y Esmeraldas, destinando acciones y programas que combatan la desnutrición dentro de los albergues y alrededor de las áreas afectadas por este desastre natural, esto con el fin de que el problema de desnutrición infantil no se agudice por las condiciones coyunturales.

Así, por medio de un equipo de atención integral en salud, desde el frente social, se realizan controles periódicos a niños y niñas con bajo peso o desnutrición, para lo cual se brinda asesoría a la madre o cuidadores de estos niños y niñas; se lleva un registro específico de seguimiento; se realiza el control de peso y talla; y en el caso de identificar riesgos nutricionales se refiere al niño o niña a un centro de salud de inmediato.

Mientras que por medio del supervisor de salud, se identifican a todos los niños con riesgo nutricional para iniciar un plan de reforzamiento y manejo de la nutrición familiar con supervisión directa (frecuencia y consistencia). Y se facilita la entrega priorizada de las raciones alimenticias y agua a niños de entre 6 y 59 meses, o niñas o niñas con desnutrición; así como a grupos priorizados con son las mujeres embarazadas y en periodo de lactancia.

Cabe mencionar que el crecimiento infantil es el resultado del tipo de alimentación y cuidado que la niña o el niño recibe en los primeros años de vida. Una ingesta de alimentos inferior, en cantidad y calidad a la que necesita diariamente, produce desnutrición crónica y se detecta cuando la talla del niño o niñas es menor que la correspondiente para su edad.

 La nutrición determina el desarrollo integral del ser humano. Una buena nutrición desde la infancia asegura una mejor salud y un desarrollo físico apropiado. Por tal razón, la nutrición es un factor trascendental para alcanzar el Buen Vivir de las y los ecuatorianos